Sistema linfático y riesgo de linfedema.
El sistema linfático es un circuito de vasos y ganglios en estrecha relación con el sistema circulatorio y paralelo a él. Tiene dos funciones básicas: el drenaje y el transporte del líquido intersticial proveniente de la sangre y de las proteínas que contiene, así como la defensa inmunitaria del organismo (producción y activación de los linfocitos).
El linfedema es una inflamación visible y palpable de los tejidos causada por una acumulación de líquidos. Su aparición se debe a varios factores. En el caso de un cáncer de seno, puede aparecer a menudo en mujeres operadas de ese cáncer después de una intervención axilar (debajo de la axila) o después de una radioterapia en la zona axilar.
El linfedema puede tener como efecto el aumento del tamaño de uno de los brazos, lo que causa ciertas dificultades a la hora de vestirse. Esto puede afectar la imagen corporal y la confianza en uno mismo, lo que hace difícil el relacionarse con los demás.
La mejor manera de disminuir los riesgos de aparición de este efecto secundario es la prevención, sobre todo a través de una buena higiene de vida y nuevos hábitos cotidianos. Cabe decir que un linfedema puede aparecer justo después de una operación pero también puede aparecer después de varios años.
Si un linfedema aparece es importante que sea tratado por un fisioterapeuta especializado en drenaje linfático manual.
Ejercicios para la prevención del linfedema
Prevenir la aparición del linfedema requiere nuevos hábitos y cuidados específicos que deberá tener de manera cotidiana después de la cirugía, con la ayuda de tu fisioterapeuta.
Durante los días que transcurren después de la operación, para que la cicatriz axilar no se retracte y para facilitar la movilidad del brazo operado más adelante, trata de quedarte con el brazo levantado y separado del cuerpo, la mano a la altura del hombro, por varias horas al día. Para poder hacerlo en una postura cómoda, puedes sentarse junto a una mesa sobre la cual pondrás un cojín espeso, sobre el cual dejarás reposar su brazo.
Durante la noche, a la hora de dormir, recuesta tu brazo sobre un cojín como está indicado en las ilustraciones, de manera a dejar el brazo separado del cuerpo y la mano ligeramente hacia arriba.
No tenga miedo de mover el brazo o la mano después de la cirugía. Inmovilidad provoca inflamación, retención No tengas miedo de mover el brazo o la mano después de la operación. La inmovilidad provoca la inflamación, retención de líquido, dolor e impotencia funcional, debido a la intervención quirúrgica. En efecto, la circulación de la linfa funciona principalmente por el movimiento del cuerpo y la contracción de los músculos: no hay una bomba en el sistema linfático, que sí existe en la red sanguínea cuya circulación es asegurada por el corazón.
Después de recuperarse de la operación y únicamente con el permiso del médico o de tu fisioterapeuta podrás comenzar a realizar ejercicios sencillos.
Empieza poco a poco. Al principio, no debes excederte más de 10 minutos haciendo los ejercicios y debes, a como dé lugar, evitar cansarte y causar pesadez en el brazo. Haz los ejercicios de manera suave y agradable y siempre cuidando la respiración. Estos ejercicios te ayudarán además a mantener tus brazos y espalda móviles.
Vístete con ropa holgada y siéntate sobre una silla de manera cómoda. Comienza siempre por los ejercicios de respiración.
Realiza los ejercicios 5 o 6 veces, de forma lenta y suave.
Ejercicio n° 1: la respiración diafragmática
Imagina el mecanismo de un fuelle usado para alimentar el fuego de una chimenea: inhala el aire profundamente por la nariz y llena tus pulmones. Después, expira el aire completamente por la boca, lentamente y sin forzar, con los labios entre abiertos. El tiempo de espiración debe ser el doble del tiempo de inspiración.
Ejercicio n° 2
Coloca tus manos, una sobre la otra, sobre la rodilla opuesta al brazo operado. Levante el brazo operado y en diagonal, siguiendo su brazo con la mirada y soplando a medida que se vaya levantando el brazo. Regresa a la postura inicial, inspirando.
Ejercicio n° 3
Junta tus brazos sobre tus piernas y entrelaza tus manos. Sube y baja tus brazos conservando las manos juntas. Expira al subir los brazos e inspira al bajar.
Ejercicio n° 4
Toma las extremidades de una servilleta y con los brazos estirados, balancéelas de un lado a otro, soplando cuando dirijas los brazos hacia un lado, e inspirando cuando regresas hacia el centro. Los codos deben estar estirados. Repite el ejercicio 5 a 6 veces, lentamente y sin forzar los brazos.
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