A veces en la vida, nos toca vivir situaciones que superan nuestras capacidades, que nos ponen a prueba: una pérdida, un trauma, una tragedia, la muerte de un ser querido, o cualquier amenaza de tensión significativa, como los problemas personales o familiares, problemas serios de salud o situaciones estresantes del trabajo o económicos.
Algunas de estas circunstancias, nos pueden llevar al límite y hacer que nos cuestionemos si tenemos la fuerza y la voluntad necesarias para continuar adelante. En este punto tenemos dos opciones: dejarnos vencer y sentir que hemos fracasado o sobreponernos y salir fortalecidos, apostando por la resiliencia.
La resiliencia, según la definición de la Real Academia Española de la Lengua, es “La capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”. En Psicología añaden, que gracias a la resiliencia, no sólo se afrontan las crisis o situaciones potencialmente traumáticas, sino que se puede salir fortalecido de ellas. Es como «rebotar» de una experiencia difícil, como si uno fuera una bola o un resorte.
Ser resiliente no quiere decir que la persona no experimenta dificultades o angustias. El dolor emocional y la tristeza son comunes en las personas que han sufrido grandes adversidades o traumas en sus vidas. De hecho, el camino hacia la resiliencia seguramente tenga obstáculos que afectan el estado emocional. Pero para las personas que deciden ser resilientes, no existe una vida dura, sino momentos difíciles. Test – por-
La resiliencia no es una característica que la gente tiene o no tiene, es algo que puede adquirirse. Incluye una reestructuración de los recursos psicológicos, en función de las nuevas situaciones y de las necesidades presentes. Por lo que habrá que ir un paso más allá del dolor actual, sobreponerse y generar pensamientos positivos y significativos, que nos llevarán a tener sentimientos que nos harán sentir bien, y entonces nuestras conductas y acciones, nos ayudarán a fortalecernos y vivir en plenitud.
Hay varios factores que ayudan a desarrollar la resiliencia, pero uno de los más importantes es mantener relaciones de cariño y apoyo dentro y fuera de la familia. Las personas que dan amor y confianza, proveen modelos a seguir y además ofrecen estímulos de seguridad, que contribuirán de forma positiva a afirmar la resiliencia de las persona.
Otros factores asociados a la resiliencia son:
- Capacidad de aceptar la realidad tal y como es.
- Creer que la vida tiene sentido.
- Autorregular las emociones.
- Aprender a manejar el estrés.
- Ser optimista.
- Poseer una visión positiva de sí mismo y tener confianza en sus fortalezas y habilidades.
- Saber comunicarse.
- Aceptar que el cambio es parte de la vida.
- Buscar nuevas oportunidad y retos.
- Tener sentimiento de esperanza.
Todos estos son factores que las personas pueden desarrollar por sí mismas.
Existen algunas otras formas que podrían ser de ayuda, como un cambio de Imagen. Empezar a usar colores favorecedores, que nos hacen lucir saludables y guapas(os); un corte de cabello moderno; comprar ropa de actualidad y adecuada a nuestro cuerpo, etc. Son pequeñas cosas que nos ayudarán a despejar el estrés y empezar a vivir el aquí y el ahora con aceptación y en paz.
Lo importante es identificar que nos puede ayudar y construir una estrategia personal para desarrollar nuestra resiliencia y crecer ante la adversidad.
Lía Cervantes
Consultora en Imagen Personal & Profesional
Consultora en el ámbito médico-social